A mediados
de noviembre de 1970, me encontraba como todos los días
atendiendo la barra del bar del Hot Club de Guayabo, lo que implicaba
también ser amigo de los clientes, escucharlos y aconsejarlos. Ese viernes también
aparecieron Rubén, Eduardo, Enrique, Mario y Daniel, vinieron derecho a la barra, los mire y enseguida me di
cuenta que algo me tenían que decir, estaban impacientes, ansiosos.
¿Cómo
aceptaría la gente la fusión de estos dos estilos? Era una locura, una idea muy
arriesgada. Escuché y les di me
opinión, pero esto no cambiaría su rumbo.
A mediados
de diciembre empezaron los ensayos, donde tuve el privilegio de presenciar
algunos. En ese momento fue cuando me lleve la gran sorpresa, ellos no solo
habían fusionado estilos musicales, sino que habían creado uno nuevo. Pero
todavía seguía la gran pregunta, ¿Cómo lo aceptaría la gente?
Ya era
enero y se aceraba el primer recital, la hora de presentárselo al publico y
saber si funcionaría. Ese día no me lo iba a perder, era algo que me intrigaba
mucho. Eran las 9:30 de la noche y nos dirigimos con unos amigos al Club
Universitario de la ciudad de Salto donde sería su primera presentación.
Mi reacción
se manifestó en la piel de gallina, era algo asombroso lo que habían creado. Y
las repercusiones no tardaron en llegar, la aceptación del público fue
impresionante. Luego de ese recital llego la primera critica de una revista con
el titilo “Totem: La asombrosa propuesta de fusionar el jazz con el candombe”,
en ese momento me termine de convencer de lo impactados que habían quedado
todos con la nueva propuesta. Desde ese momento empezaron a tocar en todo
Uruguay. Su música fue el furor del momento, pero como todo algún día termina,
cerca de 1972 los problemas empezaron a aparecer. Y en 1973 tótem dejo de
existir, pero sólo la banda, en cambio, este nuevo estilo y el legado que tótem
nos dejo sigue presente hasta el día de hoy en Uruguay.
Garcia Juan
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